Continuando con mis experiencias editoriales, vamos con una de las más decepcionantes e inverosímiles que me han ocurrido. No por el comienzo, sino por el final.
La editorial en concreto es Ediciones Hades, una editorial joven e independiente, cuya visión editorial no está prefijada de antemano (según dicen en su página web). También afirman que, al igual que los autores, están cansados de las negativas sistemáticas de las editoriales, acostumbradas a dar opción a la lectura. Ellos responden, conversan con el autor por teléfono y están pendientes, que ya es más de lo que hacen muchas, hasta que pones objeciones a su contrato.
Desde el principio, la comunicación fue muy fluida. Tras el sí a la propuesta les envié la novela completa, respondiéndome que tardarían unos meses en valorarla. Lógico y normal. El 5 de octubre de 2016, me escribieron para preguntarme si OCASO estaba publicada en algún sitio, a lo que contesté que salvo los primeros capítulos en plataformas de promoción y mi blog, no lo estaba. Su siguiente email fue que en una semana se volverían a poner en contacto conmigo.
El editor me llamó, efectivamente, una semana después. En su llamada me dijo que el equipo lo había valorado positivamente (el primer filtro) y que ahora lo leería él. Destacó de él que era largo (no es nada nuevo), que estaba bien escrito (con cosas puntuales que habría que corregir) y que la historia tenía gancho (no recuerdo las palabras exactas). Con ellos, el autor no correría con ningún gasto, ni siquiera de la presentación. Ellos tienen un lugar en Madrid donde hacen todas (o la mayoría) de sus presentaciones y el autor ni siquiera tiene que vender un mínimo de ejemplares. Sonaba muy bien. Me habló del funcionamiento de su distribución, de los puntos de venta y pinceladas generales que me invitaban a mirarlos con buenos ojos. Quedamos en volver a hablar cuando terminara de leer la novela.
El 27 de noviembre recibí otro correo solo para informarme de que ya iba por la mitad de la novela. Un detalle que agradecí y, todo hay que decirlo, me hizo ilusión; porque como bien sabéis, la comunicación entre editorial y autor no siempre es así de fluida (aunque quizá debería ser la normal).
El 5 de diciembre me escribieron para preguntarme si podíamos hablar del libro. Genial, era el puente de diciembre y, aunque no estaba en casa, me venía bien. Tras varias llamadas perdidas, más que nada porque si estoy de vacaciones el móvil suele estar en silencio y no estoy siempre pegada a él, conseguimos ponernos en contacto. El editor había terminado de leer mi novela y le había gustado. Había hecho algunas correcciones relacionadas con unos cambios de la RAE y me hizo una sugerencia respecto a la forma de narrar los diálogos que, por supuesto, tendré en cuenta. Además, resaltó que, si la novela alguna vez llegaba al cine, iba a ser la bomba (o la leche, no recuerdo su frase exactamente). El día anterior había hablado por teléfono con Egarbooks (Ver aquí) y así se lo comuniqué. Reconocí que entre ambas editoriales, Ediciones Hades me tiraba más desde el principio, y eso que al buscar información sobre ellos en Internet, gracias también a la ayuda de Esther de El Lado Oscuro, las opiniones no eran precisamente buenas. Pero, ¿no dicen que las personas pueden cambiar? ¿Por qué no podría haberlo hecho una editorial? Sin embargo, quería tener los dos contratos en la mano para comparar y tomar una decisión, cosa que el editor entendió. A partir de aquí, la comunicación fue vía Whatsapp.
El 7 de diciembre recibí el contrato tipo en mi correo (fechado en 15 de julio de 2012), y reconozco que solo tuve tiempo de ojearlo por encima. En los siguientes días, me puse en contacto con una autora suya que el mismo editor me recomendó. No me anduve con rodeos. La dije que tenía mis dudas y que necesitaba que me ayudase a decidir. Ella no tenía ninguna queja y no había tenido problemas de ningún tipo. Promoción bien, ventas bien y pagos al corriente. Sinceramente, ella me convenció de darles una oportunidad, por lo que estudié el contrato más a conciencia. Quería firmarlo, pero no de cualquier forma.
El 18 de diciembre les escribí para decirles que no me había olvidado de ellos. Estaba teniendo mucho lío en el trabajo y con el estudio, y hasta que no tuviera unos días libres, no podría mirarlo al detalle. También les dije que me parecía un poco escueto y que faltaban algunas cosas que quizá debían estar incluidas, pero que les contestaría a finales de semana. De hecho, mi mensaje exacto fue este: “Hola, no me he olvidado de vosotros. He estado leyendo el contrato y he visto que faltan algunas cosas que deberían estar especificadas. Te envío un email a lo largo de la semana que entra comentándotelas, que tengo mucho lío hasta el miércoles (21 de diciembre), pero en general me parece bien”.
En mi email, enviado el 23 de diciembre, le pregunté sobre 9 cláusulas (de 18) que no me quedaban muy claras o me parecían poco específicas, por lo que quería saber qué significaban exactamente por si yo lo estaba entiendo mal. Dudas le pueden surgir a cualquiera.
Los puntos que yo quería cambiar (si es que hubiera habido posibilidad) eran:
- La cesión de derechos solo a España y no MUNDIAL (como ellos ponían).
- La explotación y edición en distintas modalidades lo decidía yo, no ellos sin mi consentimiento (Libertad del EDITOR, ponía).
Por otro lado, les comentaba algunas cláusulas que se habían omitido, como algunas obligaciones del EDITOR (Ejemplo: la Ley de Propiedad Intelectual obliga al EDITOR a respetar la integridad de la obra. No pueden introducirse modificaciones que el autor no haya consentido (art.64.1 LPI) ni reproducir la obra en otro formato sin que sea autorizado por el autor). Ni rastro. Otras cosas que no estaban especificadas en el contrato eran: presentaciones y promoción y cesión de derechos a terceros. Añadir que en el contrato sí había una decena de cláusulas dentro del apartado “Obligaciones del AUTOR”.
Mi email finalizaba de la siguiente forma:
“Quiero que sepan que estoy muy entusiasmada en firmar con vosotros, porque realmente creo que esto puede salir bien para ambas partes. Pero hay ciertas cosas que, por la desconfianza que me han generado en general otras editoriales, quiero que todas las posibilidades que puedan darse relativas a la edición de una obra estén acordadas por escrito. Quizá por ese motivo todavía no me haya decidido a firmar con ninguna editorial cuando he tenido la oportunidad. Y cuando al fin me decido por una, como en este caso, no quiero que nada salga mal”.
Tras mi email, su respuesta llegó a los 18 minutos:
“Durante esta semana que hemos estado esperando hemos firmado otro libro de fantasía. Y como no se suelen vender bien apenas publicamos de este género. Lo sentimos pero no vamos a publicar tu novela”.
SIN PALABRAS. Así me quedé. ¿No podían haberlo dicho antes? No sé, cuando recibieron el otro contrato y decidieron que no iban a publicar la mía, por ejemplo. ¿O cuándo estaban esperando? Quizá con un “Hay más novelas en valoración, necesitamos una respuesta lo antes posible”. ¡Yo que sé! No hubiera perdido mi tiempo en escribirles un email. ¿Los autores tenemos que esperar meses a que nos respondan (si es que lo hacen) y ellas no pueden esperar ni una semana? ¿En serio? Ni siquiera quisieron aclararme las dudas que tenía. Quizá en realidad el contrato no había por dónde cogerlo y le saqué todas las trampas que le quieren colar al autor de turno. No lo sé. Estoy escribiendo esta entrada casi un mes después y todavía no me lo explico. Vale, no tienen por qué aceptar todos mis cambios, pero al menos un diálogo, una aclaración… algo.
En fin, hasta aquí la entrada de hoy. Juzgad vosotros mismos. Si sois escritores y estáis buscando editorial, quizá debería deciros que no hagáis muchas preguntas, pero no. Hacedlas. No os quedéis con dudas de nada. No firméis nada que no esté totalmente aclarado.
Continúa leyendo las experiencias editoriales aquí.
Las experiencias aquí contadas son algo personal, por lo que no quiere decir que a todos los autores que intenten publicar con estas editoriales les vaya a suceder lo mismo, ni que los autores que sí han publicado con ellas tengan un mal trato o condiciones injustas o ilegales.
Ostias, me parece bastante fuerte, la verdad. Reconozco que no entiendo mucho del mundillo de las editoriales pero hacer eso es feísimo.
Espero que tengas suerte con otra editorial 😉
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¡Hola! Muchas gracias. La verdad es que fue una gran decepción, pero son cosas que pasan. Ante estas cosas solo se puede seguir luchando. Gracias por pasarte. Saludos 🙂
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Esto me huele a una estafa que tú has sabido evitar a tiempo. Yo tampoco tengo demasiada experiencia con editoriales, pero esa respuesta no pinta muy bien. El ceder todos los derechos es normal; puede resultar abusivo, pero un autor novel no tiene poder alguno y a veces debe tragar con lo que sea… con lo que sea menos con un engaño, claro. Es esa contestación precipitada de la editorial la que me hace sospechar que las cosas no iban a ser muy limpias.
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La verdad es que no empecé a dudar hasta pasados unos días. No sé si fue mi desconfianza habitual o el instinto que parezco haber desarrollado para ver a estas editoriales venir de lejos. En cualquier caso, espero que mis experiencias ayuden a más escritores.
Gracias por pasarte y dejar tu opinión. Saludos
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Has hecho bien en no publicar con ese caradura… aquí tienes un testimonio
http://paramosdesoledad.blogspot.com.es/2015/07/mi-experiencia-con-ediciones-hades.html
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Hola! Muchas gracias por pasar mi página. La verdad es que no conocía esta historia, y lo siento mucho por lo que tuvo que pasar esa escritora. La verdad es que, a pesar de todas las oportunidades que he tenido de publicar mi novela con una editorial, siempre fui muy recelosa y quería saber todos los detalles del contrato y de cómo iban a proceder editorial y editor. Quizá por eso me libré (o se me escapó alguna oportunidad), pero no me arrepiento de haber autopublicado mi novela. Un saludo.
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Hoy en día con la impresión bajo demanda de Amazon la autopublicación es muy fácil, eso sí, ganar no vas a ganar mucho en un principio. Si ajustas los precios hay que vender bastante…
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Si te soy sincera, no lo hago por dinero. Eso sí, si alguien va a llevarse algún beneficio de mi trabajo, que sea yo aparte del lector, no una editorial saca cuartos.
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