Laura F. Zarza
Yersey Owen

Laura y Yersey: mi ADN está hecho de historias

“Ser ambientóloga y escritora nunca ha sido incompatible”. Así empieza la descripción de mi perfil de Twitter y esa es la conclusión a la que llegué hace unos años; y aunque una vez intenté separarlos, ambos mundos siempre han formado parte de mí. Pero las historias se cuentan desde el principio, así que voy a contarte por qué Laura y Yersey son la misma persona.

El nacimiento de Yersey

Aunque llevo escribiendo historias (reales o ficticias) desde que tengo uso de razón, Yersey nació en mi etapa universitaria. Me avergonzaba la idea de que la gente supiera que adoraba escribir y que, además, había decidido escribir una saga de fantasía (porque fuera una locura, algo demasiado ambicioso o una pérdida de tiempo), así que para que nadie pudiera decirme nada, busqué otro nombre con el que hacerlo. Eso sí, debo decir, que mi hermano y mi cuñada eran los únicos que conocían mi plan y les pareció bien.

Con la decisión tomada, elegí Yersey Owen y le di la primera versión de Ocaso a mi tía Yoli (sí, la misma persona a la que va dedicada Claro de luna), pero no la dije que era yo. Como solemos hacer intercambios de libros, la entregué mi novela y esperé su crítica. Para mi sorpresa, supo al instante que yo estaba detrás de aquel libro y aun así le gustó, así que me sugirió que lo diera a conocer a través de internet. Y a partir de ese momento creé, con la ayuda de mi cuñada Lena, un blog en Bloguer bajo la autoría de Yersey Owen (allá por 2009).

La persona real o el álter ego

Un año después, en 2010, asistí a una charla sobre redes sociales en mi facultad en la que se hizo hincapié sobre la importancia de estas para comunicar y crearse una marca (personal branding), así que decidí abrir una cuenta en tanto en Twitter (con el nombre de Laura F. Zarza y el nick de Yersey Owen) como en Facebook (también con mi nombre real). Sin embargo, aunque la chara iba dirigida a los ambientólogos (lo que yo me preparaba para ser por aquel entonces), decidí utilizarlo para promocionar mi saga de fantasía. Y así lo hice hasta que fui cogiendo experiencia en el sector ambiental y me di cuenta de que era más activa en las redes sociales desde el punto de vista ambiental, interactuando con otros profesionales con los mismos intereses y pretensiones que yo.

Casi sin darme cuenta, me olvidé del perfil de escritora de la saga Los Guardianes en las redes y, aunque de vez en cuando compartía algún que otro contenido, no era ni de lejos la forma en la que yo esperaba darlo a conocer. Por ello, en 2014 decidí separar mis dos perfiles tanto en Facebook como en Twitter: el personal/profesional del sector ambiental y el de la saga. Pero no salió demasiado bien porque, aunque lo intenté, era incapaz de separar las dos partes. Lo que compartía en los perfiles de la saga lo compartía también en los perfiles personales para lograr un mayor alcance y, al cabo de un tiempo, no solo comprendí que era un esfuerzo extra, sino que ser ambientóloga no era excluyente a ser escritora. Todo lo contrario: ambas se complementan muy bien.

Ambientales y literatura nunca fueron incompatibles

Como he dicho al inicio de esta reflexión, ambientales y literatura nunca fueron incompatibles. Tardé unos años en darme cuenta de ello y, aunque lo primero es mi profesión y la segunda mi vocación, su combinación es lo que forma mi ADN. Soy ambientóloga y soy escritora, y ambos mundos no tienen por qué estar separados.

“Expertos” en marketing literario siempre aconsejan mantener el mundo personal separado del mundo literario para focalizarse mejor en el público objetivo, pero a veces definir ese público no es tan fácil y, otras, dependiendo de como uno se tome el mundo literario, no importa tanto. ¿Por qué es tan necesario? ¿Por qué obligarnos a mantener separados ambos mundos? Quizá por negarme a hacerlo, mi cuenta principal de Twitter (que es la red social que más uso), sea un poco caótica y aquellos que me sigan por un perfil no entiendan el otro, pero, aunque suene un poco presuntuoso, es lo que hay. Ser escritora no le quita profesionalidad a ser ambientóloga y viceversa. Esta soy yo. Soy ambientóloga y soy escritora; mi ADN está hecho de historias y no quiero separarlas.

Foto de portada: González-Cebrián/iAgua.

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