De la máquina de escribir al ordenador, del libro impreso al ebook, de las librerías a pie de calle a las librerías virtuales… si los conceptos de escritura, del libro y de la lectura están cambiando, ¿por qué la crítica literaria iba a ser una excepción? En este artículo sobre la revolución digital en la literatura ya dedicaba un apartado a hablar de cómo la crítica literaria ha ido reinventándose a sí misma para adaptarse a las nuevas vías de comunicación, pero con este quiero ir más allá. No solo pretendo profundizar en los diferentes tipos de reseñas literarias, también quiero poner en valor el trabajo de las personas que hay detrás de ellas.
Cualquier forma de fomentar la lectura hablando de libros es bienvenida. Opinar sobre aquello que lees es más importante de lo que uno puede llegar a pensar, y no solo desde el punto de vista del lector, sino también del escritor. Y es que, como ya dije en una ocasión, si hay algo de lo que nos nutrimos los escritores (autores) son de las opiniones y las reseñas de nuestros lectores. Pero que alguien haga una reseña de tu libro no es tan fácil como parece. Como escritora de una saga de fantasía, la mayoría de las reseñas de las novelas han llegado por sorpresa (alguien compra mi novela, la lee y cuelga en la red su opinión), pero otras las he pedido yo (busco perfiles que me parecen interesantes y pregunto si quieren leer y reseñar mi libro). Esta segunda opción es una técnica habitual de marketing que los escritores (especialmente los que no somos conocidos), utilizamos para promocionarnos. Pero no es nada fácil conseguirlas de esta forma.
Cualquier forma de fomentar la lectura hablando de libros es bienvenida
Lo admito, yo lo he hecho (al fin y al cabo, solo soy una autora autopublicada). Por lo general, he tenido un buen feedback por parte de los reseñadores y, con honestidad, valoro cada minuto que cada uno de ellos ha dedicado a lo que yo he escrito. Pero fuera de mi experiencia personal, a menudo he escuchado quejas de ambas partes (autores y reseñadores) del tipo: “Le estoy ofreciendo leer mi libro gratis, ¡y no lo quiere!” o “Los autores que van pidiendo una reseña de su libro se creen que me hacen un favor dándome su libro gratis”, etc. Ambas partes, en cierto modo, tienen razón. Por un lado, escribir un libro no es fácil y no se hace en dos días; los escritores invertimos tiempo, esfuerzo y dinero y debemos luchar contra viento y marea para abrirnos un hueco en el sector (especialmente los que nos decidimos por la autopublicación). Vender un solo libro nos cuesta mucho más que al autor con una editorial detrás, así que si ofrecemos nuestro libro gratis a alguien (no nos vamos a engañar a estas alturas) es porque esperamos obtener algo a cambio. Pero de igual forma que los autores (sigo hablando de los autopublicados), en ocasiones, se sienten despreciados precisamente por el método que escogieron para publicar, muchos de esos autores a menudo desprecian el trabajo del reseñador, ya sea por ego o por desconocimiento del trabajo que hay detrás.
De igual forma que los autores (autopublicados), en ocasiones, se sienten despreciados, muchos de esos autores a menudo desprecian el trabajo del reseñador
Y esta falta de entendimiento por las dos partes es lo que me motivó a escribir el artículo que ahora mismo estás leyendo. Contando con la colaboración de diferentes perfiles que utilizan el espacio online para dar su opinión sobre lo que leen, esto es lo que a menudo se ignora de las reseñas literarias.
Bookbloggers, los pioneros
Los bookbloggers, o simplemente bloggers, fueron los pioneros en el uso de Internet como herramienta para divulgar sus opiniones sobre los libros que leían y generar debates sobre literatura. La elección por este medio proviene de su preferencia por la palabra escrita a la hora de recibir una invitación a la lectura: «Creo que tiene mucho más que ver con el mundo de los libros, donde reflexión y silencio deberían ocupar espacios más importantes», dice Tes Nehuén (Bestia Lectora y Poemas del Alma).
En cuanto al tiempo que dedican a hacer una reseña (y esto es algo que muchos escritores no valoran porque no saben lo que supone), lleva varios días sin contar lo que tardan en leer un libro. «Suelo tardar un par de horas o tres en preparar y tener a punto cualquier reseña […] aunque puedo tardar una semana o incluso más porque siento que así pienso más y mejor qué escribir en la reseña y cómo expresarlo», afirma Esther Ducke (Rumbo a lo desconocido). Y es que muchos casi analizan el libro como si de un informe de lectura se tratara, haciendo anotaciones durante su lectura: narración, personajes, trama, pluma del autor y cierre, que suelen acompañar con unas conclusiones y una puntuación. «Tengo un cuaderno a mi lado en el que voy anotando cosas que me gustan y las que no», dice Sheila G. Frutos, cuyas reseñas publica en su web de escritora. De esta manera, crean una identidad propia para ellas: «Todas mis reseñas son únicas. Las escribo todas desde cero completamente, así que cada una puede considerarse similar pero no idéntica a las demás», cuenta Thero (Los Libros de Renardel).
Los bookbloggers, o simplemente bloggers, fueron los pioneros en el uso de Internet como herramienta para divulgar sus opiniones sobre los libros
Pero su esfuerzo no se queda aquí. A la hora de publicar una reseña, algunos no solo se limitan a escribir, sino que le dan forma a la reseña para que sea visualmente más atractiva destacando fragmentos del libro, añadiendo imágenes relacionadas o incluso fanarts. Otros buscan el momento más idóneo para lograr una mayor repercusión, algo que -obviamente- beneficia al autor de la novela: «Hay que planificar el momento ideal para que tu mensaje sea captado y la gente vaya al artículo», dice Tes Nehuén.
Booktubers, los más conocidos
Los booktubers llegaron más tarde, pero lo hicieron pisando fuerte. Y es que hay que ser sinceros, la juventud siempre se ha caracterizado por leer poco (ahora esto está cambiando, eso sí). Los booktubers encontraron en YouTube la forma de convertir en moda lo que para muchos era una afición perdida y también son un buen ejemplo de cómo las nuevas tecnologías pueden ir de la mano con cosas más tradicionales, como sentarse a leer un libro. «Lo que más me ayudó a decantarme por ello es que el contenido audiovisual es más versátil de consumir, pueden poner el vídeo y escucharlo mientras hacen otra cosa», dice Esther G. Recuero, de El Lado Oscuro, que empezó como bloguera. Para Ana Calatayud, de Delirios Utópicos: «Me decidí por el canal porque me permite expresar mucho más con mi tono de voz, mi mirada, expresiones, gestos…», y lo cierto es que es un valor añadido. Ambas tiene con qué comparar porque empezaron teniendo un blog que, en el caso de Ana, evolucionó su blog Can’t fight the moonlight a su web de autora, actualmente activa.
Los booktubers encontraron en YouTube la forma de convertir en moda lo que para muchos era una afición perdida
En cuanto a la elaboración de las reseñas, hay diferencias. La habitual ahora es hacerlo mediante un Book wrap o Wrap up, es decir, un resumen de los libros que el booktuber ha leído durante un periodo de tiempo, y que suele ser semanal o mensual: «No hago reseñas individuales […], sino resúmenes de lectura mensuales o cada dos meses, dependiendo de la cantidad de libros que haya leído», dice Olga H. Moreno, más conocida como La Hormiguita Lectora. Sus canales se completan con otro tipo de vídeos (Book haul o INM, book tag, unboxing…) con los que se acercan a sus suscriptores de una forma más cercana. Sin embargo, ya no es tan fácil encontrar canales de booktubers que dediquen un vídeo a un solo libro, como hace la propia Esther G. Recuero (aquí puedes ver la reseña de Ocaso): «Tras leer viene la parte de grabar el vídeo, editarlo y montarlo para luego subirlo a la plataforma y difundirlo en otras redes. El montaje suele ser la parte más tediosa y en la que más tiempo invierto».
Sobre la creación del contenido en formato vídeo tras leer el libro, hay quienes tienen un guión y hay quienes deciden expresarse sin pautas marcadas. Tras ello, toca editar, montar, randerizar y subirlo, sin duda, un trabajo enorme: «El vídeo necesita más tiempo de edición, renderización, subida, miniatura, descripción… Con lo cual, dependiendo de si es un vídeo de 6 minutos o de 22, el tiempo varía hasta 12 horas a veces», afirma Ana Calatayud.
Bookstagrammers, los últimos en llegar
Los bookstragrammers son los más novedosos en lo que se refiere a la difusión de la lectura y, tal y como lo fueron los booktubers, son una nueva muestra de la adaptación a las nuevas tecnologías y el uso de las redes sociales: en este caso Instagram. «Considero que a día de hoy es la plataforma más visual y permite que haya más interacción entre los usuarios a través de los mensajes directos y los stories«, dice El marcapáginas rojo, aunque también tiene un blog.
Capturar en una sola imagen la mejor representación del libro que muestran no lo hace cualquiera
Su tarea parece simple tras el leer libro, una fotografía y ya, pero es mucho más complejo. Capturar en una sola imagen la mejor representación del libro que muestran no lo hace cualquiera. El estilo de cada bookstragrammer se ve nada más entrar en su perfil, ya sea por una gama de color concreta, elementos comunes en cada fotografía o un diseño gráfico definido. También en el texto de la reseña, que varía en tiempo de ejecución y extensión tras leer el libro: «Al siguiente día o unos días después publico la reseña, aunque a ver, una reseña me cuesta alrededor de cinco minutos», explica Booksjdr. Por su parte, La Gran Biblioteca de David explica los aspectos que tiene en cuenta: «Mis reseñas suelen tener todas cinco partes distintas: trama, personajes, escritura y/o lectura, edición y conclusión». Para El marcapáginas rojo «leer no consiste en ponerte una soga al cuello, si no dedicarle a cada novela el tiempo que merece. En cuanto al tiempo que me lleva hacer la reseña y la fotografía entorno a las 4 horas».
Y, aunque parezca mentira, no todo es cuestión de imagen. Existen otros elementos extras que la red social requiere: «He tenido que aprender el uso de tags, hashtags y el SEO. Cada vez aprendo más para posicionarme mejor», dice La Biblioteca de David.
Más allá de la reseña, su opinión importa
Como dice Esther G. Recuero, «la naturalidad de cada uno es lo que nos hace diferentes a la hora de presentarnos a los espectadores y potenciales lectores», pero detrás de cada reseña hay una persona dedicada y entregada a ella. No importa a través de qué espacio online compartan sus reseñas; la lectura y la pasión por los libros son los puntos en común entre ellos y con los lectores: «Le cogí el gustillo a hacer del hábito lector un poco menos solitario», dice Ana Calatayud. Por su parte, Sheila G. Frutos afirma que quería «fomentar la lectura, sobre todo en la gente joven, que descubrieran las cosas hermosas que hay en las páginas y que disfrutaran tanto como yo lo hacía». Para Thero, fue buscar «la sensación de libertad que tenía el hecho de tener un espacio propio para ti, para expresar todo lo que sientes».
Detrás de cada reseña hay una persona dedicada y entregada a ella
Otro aspecto en el que hablan como un bloque, es sobre sus opiniones. ¿Qué hacen cuando un libro no les gusta? «Yo creo que una reseña debe tener tres características: sinceridad, educación y ser constructiva. […] Al ser opinión personal, no significa que a otro lector no le pueda gustar, y eso también es una cosa que destaco y aviso», dice La Gran Biblioteca de David. Y lo mismo opina Olga H. Moreno: «Yo, ante todo, soy muy sincera. Digo que no me ha gustado y explico exactamente por qué. […] Si algo tengo claro es que, que no me haya gustado a mí, no quiere decir que no pueda gustarte a ti». Si bien se nota cuando un libro les ha gustado más que otro, hay quienes deciden no publicar las reseñas de aquellos libros que no les han gustado, bien por respeto al propio autor, porque no van a dedicar su tiempo a algo que no les entusiasma o porque consideran que no aportan nada a su audiencia. No es el caso, por ejemplo, de Esther Ducke: «¿Qué sentido tiene ver solo reseñas positivas? Da la sensación de que a esa persona le gusta todo lo que lee cuando puede no ser así en realidad».
En cuanto a los libros que reseñan (y a la larga lista de pendientes que suelen tener), todos hablan sobre los libros que quieren, es decir, que les han llamado la atención y los han adquirido. «Yo no leo nada que no quiera, que no haya seleccionado, porque el tiempo es muy valioso» (y tanto), dice Tes Nehuén. Pero esto no significa que no se pueda colaborar con autores o editoriales. Ir por libre y colaborar con una editorial no es incompatible; es más, pueden llegar a ser complementarios. Y es que al final, como dice Booksjdr: «Lo importante es que te guste lo que haces y no lo hagas por obligación». Sin embargo, en el caso de las editoriales, para El marcapáginas rojo es muy importante saber que: «Hay que ser muy constante, no me regalan los libros, me los dan como pago a una reseña y una publicidad», y esta frase, querido/a lector/a, también se aplica a los autores. ¿Recuerdas cuando al principio de este artículo hablaba de una falta de entendimiento entre las figuras de reseñador y autor?
_____________________
NOTA: Quiero dar las gracias a todas las personas que se prestaron a una entrevista para la elaboración de este artículo, y cuyo trabajo y esfuerzo espero haber reflejado.
¡Un artículo maravilloso, Laura! Muchas gracias por invitarme a compartir contigo y tus lectores mis andanzas lectoras. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a ti, Tes. Ha sido un placer contar contigo y conocer tu experiencia 🙂
Me gustaMe gusta
Me encanta el artículo, gracias por invitarme a participar en él.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias 🙂 y gracias a ti por haber aceptado. Me ha encantado conocer tu experiencia. ¡Suerte en tus proyectos!
Me gustaMe gusta
¡¡Muchas gracias!! por la información y toda la búsqueda, me pondré en contacto con ellos a ver si les interesa mi libro. Saludos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Hola Stella! Me alegro de que te sirva la información del reportaje. Mucha suerte con tu libro.
Me gustaMe gusta