Una de las primeras cosas en las que nos fijamos de un libro (si no la primera), es la portada. Porque dicen que una imagen vale más que mil palabras y la portada suele ser el primer contacto entre libro y lector; lo que sintetiza el libro, reflejando en una sola imagen lo que el lector podrá encontrar en su interior. En definitiva, lo que despierta la curiosidad del lector.
Ya seas un autor autopublicado o no, debes tener claro que la portada es uno de los aspectos más importantes a la hora de cuidar el libro. Junto con el título, en términos de marketing, la portada debe ser atractiva y profesional por dos razones: hay una competencia enorme y su objetivo es ser un instrumento de venta. Y, es que, según un estudio del Wall Street Journal, una persona dedica ocho segundos a mirar la portada de un libro.
Dicho esto, el diseño de una portada efectiva requiere preparación y varios borradores, y aunque este es un tema que se recalca especialmente a los autores que deciden optar por la autopublicación (porque un diseño pobre, empobrece la imagen del libro o porque como un autor autopublicado no es profesional, su diseño se verá a la legua que es amateur…), las editoriales -con todo su equipo de profesionales detrás-, también pecan de novatas: cuánta utilidad tienen los bancos de imágenes gratuitos (hasta para la industria editorial).
Una cosa es insinuar un tema dentro de una misma saga y seguir una línea de identidad en cada una de las portadas, como en los siguientes ejemplos.
Pero otra muy distinta es que, a la hora de diseñar la portada para un libro -si esta no se diseña de cero-, no se utilicen programas de reconocimiento de imagen (o una búsqueda de imágenes) para localizar si una imagen de uso libre -o incluso un cuadro de algún que otro pintor famoso- ha sido utilizada ya para dicho fin. Esto conlleva a encontrar varios libros que tiene, prácticamente, la misma portada, porque aunque se juegue con el color, la tonalidad, el efecto espejo o el encuadre, sigue siendo la misma.
Afortunadamente, esta no suele ser una práctica muy habitual. Sin embargo, ya venga de un autor autopublicado, un portadista autónomo o un equipo editorial, sí que puede llegar a reflejar una falta de ideas y de innovación, contribuyendo la pérdida de calidad artística en el libro.
¿Conoces más ejemplos de portadas iguales? ¡Compártelos!