¿Quién no ha mirado alguna vez sus estanterías y se ha preguntado por qué ordenó los libros así en su día? ¿Y quién no los ha reorganizado tras esa pregunta? Confiesa. Seguro que te ha pasado. Si eres como yo, estoy convencida de que te ha tocado reorganizar tus estanterías tras ir a diferentes ferias (la del Libro o la del Libro Antiguo y de Ocasión) o festivales (el Celsius o el de Fantasía de Fuenlabrada…) y venir con las manos llenas de libros.
Últimamente me ha dado por mirar muchas webs sobre decoración y orden donde, entre otras cosas, ofrecen trucos para ordenar los libros y dan ideas para hacer que la librería de casa te quede preciosa (aunque para gustos los colores ¡y los libros!). Visitar estas webs ha hecho que mire mis estanterías de libros (que también tienen Funkos y otros elementos decorativos), por si necesitan una reestructuración, pero salvo por el acoplo de las nuevas adquisiciones, no he hecho grandes cambios. ¿Recuerdas cuando desgrané la composición de mi biblioteca?
Desde ese recuento de libros, mi biblioteca ha añadido una estantería más (si no me falla la memoria, he sumado diecinueve libros nuevos en físico entre compras y regalos), lo que me ha permitido desahogar algunas baldas y separar los libros de ensayo, los libros de medioambiente y los míos del resto de la colección. Por cierto, de esos diecinueve libros nuevos, ocho están escritos por una mujer. ¿Contaste ya cuántos libros de tu biblioteca personal están escritos por mujeres?
Si eres como yo, estoy convencida de que te ha tocado reorganizar tus estanterías tras ir a diferentes ferias o festivales y venir con las manos llenas de libros.
Hay quienes ordenan sus estanterías por el uso que les dan, por orden alfabético del autor (apellido) o del título, por orden cronológico (según el año de publicación o el año en que llegó a tus manos), por colección, por género o categoría, por el tamaño de los libros, jugando con las gamas de colores y hasta quienes combinan los libros en posición vertical con la horizontal. La gente más metódica hace un esquema de cómo quiere que se vean sus estanterías, y aunque yo no lo he hecho nunca, viendo ahora las mías me he dado cuenta de que las ordeno por colección, por género o categoría y por tamaño de los libros. ¡Ah! Y tengo una sección dedicada a autores y autoras nacionales.
En definitiva, que yo no voy a decirte cuál es la mejor forma de ordenar tus estanterías. Como siempre he dicho que cada persona es un mundo, y a mí me gusta pensar que así es, creo que la mejor forma de ordenar tus libros es la tuya. Aquella que haga que cuando mires tus estanterías llenas de libros digas: así soy yo.
¿Me cuentas cómo están ordenadas las tuyas?
Sistema Dewey…
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¡Ala! ¿En serio utilizas el sistema Dewey para ordenar tu biblioteca personal o solo lo consideras el mejor sistema de clasificación porque es el que se utiliza en las bibliotecas? 😁 ¡Cuéntame!
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Jajajajaja en serio la utilizo. Breve historia de contexto: En México, la educación pública entrega a sus estudiantes, desde el 1° de kínder -jardín de niños- hasta el 3° de secundaria, libros de texto gratuitamente.
Estos libros de uso obligatorio tienen el contenido educativo programático del año escolar respectivo en forma de teoría y práctica, lecturas y ejercicios, digamos, de álgebra, física, historia nacional y local, etc. Mi generación (1982) no recibió los de secundaria (3 grados) -y en mi caso personal, no tuve los de 1° de primaria-, pero igualmente hasta la preparatoria debes utilizar libros de texto.
Fui un niño al que le encantaba ir a las bibliotecas por deporte, para leer, explorar, escribir; de modo que muy pronto me familiaricé con el sistema. Debido a que tenía muchos libros de distintas materias, me ayudó a ponerlos en orden sucesivamente junto a muchos otros que adquiría por mi cuenta.
Pronto, junto a las matemáticas, la geografía y manuales -soy técnico laboratorista clínico-, puse novelas, libros de poesía y ensayos, así como antologías. Ingente cantidad que aún conservo, pues incluye el acervo de mis hermanas ampliando la variedad a la ética, la arquitectura, etc.
Además, para mí, no tiene la menor ciencia: Es evidente que la clase 800 ocupará más espacio, pero ¿Y si quiero releer «Los primeros 3 minutos del universo», antologías de discursos políticos o el diccionario del cine? ¿Dónde hallar investigaciones periodísticas o instructivos de redacción de crónicas, reportajes y columnas? Por otra parte, facilita colocar las nuevas adquisiciones y encontrar sin falta aquell@s autor@s que disfruto mucho releer.
Con una ventaja adicional: Me permite memorizar y compartimentar mejor mis referencias; me veo forzado a distinguir entre temas, autores, obras, años de publicación, etc., así como organizar mi documentación si la necesitara para escribir. En fin: Muy larga respuesta.
Sobre las mujeres escritas por libros (¿Era así?): La literatura mexicana tiene autoras por montón. Sólo de mi tierra podría mencionarte a Josefina Vicens, Rosario Gutiérrez Eskildsen y Caridad Bravo Adams. Y la diversidad llegó hasta la universidad -qué tonto juego de palabras, perdona-: Fátima Fernández Christlieb, Julieta Campos, Flora Davis, Guillermina Baena Paz, Verónica Tostado Span, etc…
Gracias por el diálogo, Yersey. Saludos afectuosos
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