Cuando los escritores decidimos que vamos a escribir una novela y nos preparamos para ello, no siempre es fácil saber si nuestra idea, la que queremos plasmar por escrito, podrá cerrarse en un solo libro o en más. ¿Escribimos una novela autoconclusiva o hará falta más de un libro para cerrar la historia?
Si estás en ese preciso momento de decidir cuán larga va a ser la historia que quieres escribir, voy a decirte largo: nunca será exactamente como imaginabas que sería al principio. Ni siquiera aunque seas un «escritor de mapa» (aquel que planifica todo antes de empezar a escribir: sinopsis, estructura, personajes, y sabe perfectamente qué es lo que va a escribir antes de hacerlo). Y es que por mucho que planifiques, en ocasiones la historia habla por sí sola y a ti no te queda más remedio que escuchar.
Si estás en ese preciso momento de decidir cuán larga va a ser la historia que quieres escribir, voy a decirte largo: nunca será exactamente como imaginabas que sería al principio
Y eso es precisamente lo que me ocurrió a mí con Los Guardianes. ¿Crees que mi idea era convertir la que sería mi primera novela en una saga? Pues no. El problema fue que cuando empecé a escribir la primera parte, Ocaso, siendo yo una «escritora de brújula» (aquel que se guía solo por su impulso creativo, dejando que la historia y los personajes vayan tomando forma poco a poco), la propia historia me convirtió en escritora de mapa (aquel que configura un plano que le guie en el momento de ponerse a escribir, con más o menos detalles en función del escritor, pero con el camino claro a seguir para el desarrollo de su historia). Así, a medida que avanzaba en ella, me pedía ampliarla, profundizar más y desarrollarla de tal forma que la resolución de un conflicto hiciera aparecer otro y resolverlos todos cuando los personajes estuvieran preparados. Y al hacer eso la idea de Los Guardianes pasó de un apunte en una hoja y dejarse llevar con el bolígrafo en la mano a una libreta llena de marcadores de colores para hilarlo todo (mapas, creencias, historia previa, simbología…). A Ocaso la siguió Claro de luna y a ella la tercera parte, en la que trabajo ahora… Y lo que queda.
¿Crees que mi idea era convertir la que sería mi primera novela en una saga? Pues no.
¡En menuda me he metido! Porque sí, normalmente -y esto es algo que la gran mayoría de compañeros escritores te dirá-, no es buena idea escribir una saga si no has escrito nada más que relatos (o nada) antes. Esto es porque, lo primero y más probable, te falte experiencia, y lo segundo, porque necesitas mostrar tu trabajo a los lectores -tu posible público objetivo-, y cuanto más catálogo tengas mejor. Estoy segura de que ahora te estás preguntado por qué seguí con Los Guardianes cuando me di cuenta de que no iba a ser solo una novela; por qué escogí el camino difícil. Sí, he dicho «camino difícil» porque si escribir una novela ya es todo un reto, crear una saga multiplica el trabajo por el número de volúmenes que se componga la saga, y quizá se sume algún que otro problema más.
Conozco a algunos escritores a los que les ocurrió lo mismo que a mí con la que sería su primera novela, pero ellos sí apartaron el «proyecto grande» para desarrollar otro más pequeño y así tener la posibilidad de componer un catálogo variado. No es mi caso, ya lo sabes; y si yo no aparté -ni aparto- la saga para iniciar otro proyecto es porque no quiero dejarla a medias sin tener la certeza de poder acabarla algún día. ¿Tengo ideas para otras novelas? Sí. ¿Escribo otras cosas además de la saga? También. Relatos y, por supuesto, los contenidos de esta web. ¿Me estoy equivocando al centrarme en la saga? Quizá.
Y entonces, ¿qué es lo más idóneo? ¿Novela autoconclusiva o saga? Mi respuesta a este dilema es que te sientes delante de tu cuaderno, libreta u ordenador y escribas. Escribe. Seas de mapa o de brújula, déjate llevar por tu historia y ella misma te dirá lo que debes hacer. Como he dicho en otras ocasiones, cada escritor es un mundo y lo que le funciona a uno a otro no. Así que siéntate y escucha a tu novela. Escucha a tu instinto de escritor.