El pasado mes diciembre compartía contigo los principales resultados del informe del Observatorio de la piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales 2019, elaborado por La Coalición de Creadores, en el que se alertaba del aumento del consumo de libros piratas. Parece algo muy reciente, en auge desde la llegada de las nuevas tecnologías a nuestras vidas, pero las copias de libros piratas son más antiguas de lo que creemos.
Recientemente, en la Biblioteca Nacional ha encontrado una copia pirata de una obra de Lope de Vega (Madrid, 1562-1635). Se trata de «Un castigo sin venganza» e investigadores procedentes de las universidades Autónoma de Barcelona, Salamanca y Valladolid, creen que actores de una compañía de teatro podrían haber difundido en el siglo XVII una versión ilegal de la obra, es decir, sin consentimiento ni conocimiento del autor. “Es muy posible que esta nueva edición derive de lo que se conoce como un manuscrito de compañía temprano, es decir, un manuscrito de los que se copiaban en las compañías de teatro para su puesta en escena”, dice Ramón Valdés, director del grupo PROLOPE en la UAB.
Lo curioso del hallazgo, es que no se trata de la versión que recoge el manuscrito autógrafo -conservado en la Biblioteca Pública de Boston-, sino que este único ejemplar ofrece un cierre distinto de la historia que habría sido descartado por el autor.

Varios rasgos del nuevo impreso localizado permiten reconocer la imprenta sevillana donde apareció: la del impresor Gómez de Pastrana, condenado a prisión al hallarse en su imprenta paquetes de comedias impresas ilegalmente, aunque se desconoce cómo el ejemplar encontrado ahora podría haber llegado a sus manos. Ante la censura de la ciudad durante el siglo XVII, donde no se autorizaba la impresión de comedias por su cuestionable moralidad, se cree que el público recurría a distintas vías para acceder a las obras de sus autores favoritos y que el propio elenco que recibía los textos para su memorización, ganaba un dinero extra distribuyendo copias ilegales.
El hallazgo y estudio del ejemplar ha sido llevado a cabo por los profesores Germán Vega, de la Universidad de Valladolid (UVA), Ramón Valdés, de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), y Alejandro García Reidy, de la Universidad de Salamanca (USAL). Estos afirman que la edición hallada pudo ser la primera impresión de la obra de Lope, lo que se denomina edición príncipe (o editio princeps en latín)».