El mes de febrero no solo es el mes más corto del año, también es el mes del amor. O, al menos, así es considerado debido a una festividad asimilada por la iglesia católica cuando un sacerdote llamado Valentín fue sentenciado a muerte un 14 de febrero del siglo III por oficiar matrimonios entre jóvenes, lo que iba en contra del emperador Claudio II.
Pero esto no es un repaso a la vida del Patrón de los Enamorados, San Valentín, solo es una simple introducción a un mes que considero idóneo para hablar de la novela romántica. «¿Tú? ¿Hablando de novela romántica?» Sí, yo. Cierto es que no es mi género favorito; de hecho, reconozco que es de los que menos me gusta y de los que menos he leído, pero para decir que algo no te gusta (o te gusta menos) has de probarlo (en este caso leerlo), ¿no? ¿Entonces por qué dedico una publicación a la novela romántica? Pues porque soy de las que le gusta profundizar en aquello que conoce menos y además porque a lo mejor a ti sí te gusta.
Para más inri, procuro alejarme de aquellas novelas (sea del género que sea) que tienden a casi -y digo casi porque si estuviera centrada sí sería una novela romántica por definición- centrar su historia en triángulos amorosos, relaciones y amoríos varios.
Procuro alejarme de aquellas novelas (sea del género que sea) que tienden a casi centrar su historia en triángulos amorosos, relaciones y amoríos varios
Para que no me malinterpretes, y por poner un ejemplo, «Los Juegos del Hambre», una saga que me gusta mucho con independencia de lo que opine de su final, no se centra en la historia de amor/triángulo entre Katniss, Peeta y Gail (es más un complemento y además no se abusa de ella), sino en Los Juegos de Hambre y dónde encajan estos en la sociedad que se ha construido. Vamos, que no puede considerarse una saga romántica.
¿Qué es la novela romántica?
Si bien la novela romántica nace con el Romanticismo Literario que se dio en Europa y América entre los siglos XVIII y XIX, a menudo se cree que una historia que incluye una historia de amor ya es una novela romántica. Nada más lejos de la realidad, la novela romántica se caracteriza principalmente por dos aspectos:
- Una historia de amor central: la trama principal se centra en las personas que se enamoran y luchan por hacer que la relación funcione.
- Un final emocionalmente satisfactorio y optimista: en un romance, los amantes que se arriesgan y luchan el uno por el otro y su relación son recompensados con justicia emocional y amor incondicional.
En su origen, las características literarias predominantes de este género fueron el subjetivismo, la idealización de la belleza y una nueva sensibilidad, aspectos que no han desaparecido con los años. Además, según la Romance Writers of America (RWA), las novelas románticas pueden tener cualquier tono o estilo, estar ambientadas en cualquier lugar o época y tener diferentes niveles de sensualidad, que van desde lo dulce hasta lo extremadamente caliente. Estos escenarios y distinciones de la trama crean subgéneros específicos dentro de la ficción romántica, como son romance contemporáneo, erótico, histórico, paranormal, con elementos espirituales, suspenso romántico o romance young-adult.
Clichés de la novela romántica
Como todo, y más en la literatura, la novela romántica tiende a tener una serie de clichés que han perseguido al género desde su origen. ¿Son buenos? ¿Malos? Ese debate se lo dejo a quiénes acostumbrar a leer este tipo de novelas. Esta es mi recopilación:
- Protagonistas: chica insegura (probablemente virgen) y chico extremadamente guapo (experimentado y sobreprotector).
- Personajes secundarios: el que se encuentra en la friendzone y la arpía de turno.
- El problema: el amor entre ellos es imposible (o inimaginable) porque los mundos de los protagonistas son muy diferentes.
- El inicio: los protagonistas se conocen en una situación inesperada o de casualidad.
- La clásica frase: los protagonistas nunca han conocido a nadie igual.
- El nudo: en algún punto de la historia los protagonistas se pelean (a menudo por malentendido o por «metomentodos» secundarios, y uno de ellos tiene que demostrar al otro sus verdaderos sentimientos.
- El final: Happy ever after.
NOTA: las identidades de género puede variar según los protagonistas.
Casi todas escritoras
Otro aspecto que caracteriza a la novela romántica, es que la mayor parte de sus autoras son mujeres. Una prueba de ello se puede ver, por ejemplo, en la Asociación de Autoras Románticas en España, en cuyo listado hay una representación mayoritariamente femenina.
Por supuesto, y como en todo, hay excepciones. Igual que sucede en el caso de escritoras mujeres que se esconden bajo un seudónimo o iniciales ambiguas, en la novela romántica existen casos de escritores masculinos que se esconden bajo un seudónimo femenino dentro del género romántico: Jessica Stirling, Emma Blair o Jill Sanderson, son en realidad Hugh C. Rae (1935-2014), Ian Blair (1942-2011) y Roger Sanderson.
¡Cuéntame! ¿Qué te parece la novela romántica?