Exlibris o ex libris es una locución latina que significa, literalmente, «de entre los libros». Es probable que en algún momento de nuestros viajes a otros mundos a través de la literatura nos hayamos cruzado con un Exlibris no sin haber reparado en él, sino sin saber qué era.
¿Cuántas veces te han prestado un libro y, al cabo de un tiempo, no sabes de quién era? ¿O cuántas veces has prestado un libro a alguien y no te lo ha devuelto (quizá por esa misma razón)? Lo admito, no me gusta prestar mis libros a alguien (sí a la familia), precisamente por el miedo a no tenerlo de vuelta. Pero el problema podría resolverse si todos los libros de mi biblioteca tuvieran un Exlibris. ¿No sabes lo que es? Te lo cuento en las siguientes líneas.
Un Exlibris es una estampa, grabado o sello que suele colocarse en la cubierta de un libro, su reverso o en la primera hoja en blanco. Está compuesta por el nombre del dueño del ejemplar o de la biblioteca propietaria, y generalmente va acompañada de alguna imagen. Pero hay mucho más.
Características de los Exlibris
Para ser considerado como tal un Exlibris debe cumplir una serie de requisitos que establece la International Federation of Ex-Libris Societies (FISAE). Estos son:
- El lado mayor de su estampa no debe medir más de 13 centímetros.
- El diseño del grabado contenga la palabra “ex libris” (en latín o en cualquier otro idioma).
- Debe aparecer el nombre del propietario o sus iniciales.
- El diseño debe reflejar la personalidad del dueño.
¿Cuál es el origen de los Ex Libris?
El primer antecedente parece ser una placa de barro cocido esmaltada en color azul con inscripciones jeroglíficas que perteneció al faraón egipcio Amenhotep III (s. XV a. C.) y que habría utilizado como marchamo de propiedad en los estuches de los rollos de papiro de su biblioteca (a él tampoco le gustaba dejar nada de su biblioteca 😊.
En España, el primer exlibris del que se tiene noticia es el del rey Fruela I (756-768), en el reino de Asturias. En la Edad Media también hay algunos ejemplos, pero el auge no se dio hasta la introducción de la imprenta en 1480, con la posibilidad de reproducir copias idénticas de textos y a una velocidad mucho mayor.
Mi ExLibris
Sí, yo tengo un ExLibris, pero no como los que te he descrito en las anteriores líneas. Se trata de un juego de mesa con el mismo nombre, Ex Libris, de Adam P. McIver, en el que los jugadores somos gnomos bibliotecarios que ordenan meticulosamente las estanterías de su biblioteca con el objetivo de ser la más eficiente del reino.

Como has podido comprobar, los juegos de mesa son otra de mis aficiones. Pero volvamos al tema, cuéntame, ¿recuerdas haber visto algún Ex Libris?
Mi abuelo materno mandó a imprimirlos con dedicatoria para sus hijos dentro de una enciclopedia de 4 volúmenes. Mi madre los conserva y son preciosos porque 2 de ellos están dedicados a literatura, pero no con estradas: Resúmenes hermosamente ilustrados de obras clásicas e infantiles y juveniles. Confieso que no tenía idea que su nombre propio era Ex Libris. Interesante como siempre Yersey. Saludos
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Hola Alejandro, ¡qué suerte conservar esas joyas! ¡Y qué detalle por parte de tu abuelo! Ahora los Exlibris no se ven mucho y son toda una reliquia. Gracias por la visita 🙂
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