Juguemos a ser Dios. Construyamos un mundo con su cosmología, su geografía, su cultura o su religión; hagamos a nuestra imagen y semejanza (o no) a los protagonistas de la historia que está en nuestras manos. Creémoslo todo con el único límite de nuestra imaginación. En ello consiste el Worlbuilding.
Escribir una novela no es fácil. Desarrollar el argumento, crear a los personajes, decidir qué narrador es el más idóneo o resolver el conflicto principal, de manera que quede todo lo suficientemente hilvanado para que en tu historia se vea claramente el planteamiento, nudo y desenlace, requiere de un trabajo previo básico. Especialmente si escribes fantasía o ciencia ficción, el worldbuilding -esa palabreja anglosajona que parece estar tan de moda ahora- será tu gran aliada.
Creémoslo todo con el único límite de nuestra imaginación
De J.R.R. Tolkien (El señor de los anillos) y C.S. Lewis (Las crónicas de Narnia) a Cassandra Clare (Cazadores de Sombras) y Patrick Rothfuss (Crónica del Asesino de Reyes), pasando por Robert Jordan (La rueda del tiempo) y George R.R. Martin (Canción de Hielo y Fuego), los fanáticos de la fantasía hemos sido testigos de la existencia de otros mundos creados a manos de otros. Un arte que no todo escritor domina pero que, si escribes fantasía o ciencia ficción, te harán falta unas nociones más que básicas para enriquecer la historia y hacerla, dentro de la ficción, lo más real posible. Y cuando digo «real» no me refiero a que haya existido de verdad, sino a que dentro del mundo ficticio que has creado, lo que le compone sea coherente y lógico dentro de sí mismo. Para mí, una buena muestra -digamos física- de lo que es el worldbuilding es el libro El mundo de Hielo y Fuego, una enciclopedia sobre hechos conocidos y no conocidos de la saga que Martin escribió con la ayuda de Elio Garcia y Linda Antonsson: base histórica, heráldica, ilustraciones, árboles genealógicos… Una auténtica delicia.
Elementos del Worldbuilding
La creación del mundo proporciona los cimientos de la ambientación de la historia que escribes con el fin de que sea creíble a ojos del lector, es decir, ha de tener coherencia y carecer de incongruencias narrativas. Para lograrlo, es necesario trabajar los diferentes elementos del worldbuilding:
- Física: «La ciencia es solo la magia que no entendemos aún». decía Clarke. Así, una de las primeras cosas que debemos decir es si nuestro mundo se rige por las leyes de la física o por la magia.
- Cosmología: más en ciencia ficción debido a los viajes espaciales, a veces también es necesario crear un sistema estelar, planetas, estrellas y demás elementos, aunque también se puede compartir el Sistema Solar con el mundo real.
- Geografía: los maravillosos mapas que muchos adoramos entran dentro de la creación de la geografía. Aunque normalmente se asume la ecología terrestre, sí es frecuente crear una geografía política y física, especialmente en aquellas historias que plantean viajes o donde la posición de las diferentes localizaciones mencionadas en la historia son importantes.
- Religión: los elementos religiosos también son importantes. Las creencias de nuestros personajes y de aquellos que los rodean también los definen, por lo que forma parte de su construcción.
- Cultura y sociedad: basándose en civilizaciones pasadas humanas, es frecuente encontrar sociedades ficticias. Tan importante como la trama que cuentas es la historia de cómo se llegó a ella para que ese mundo ficticio que estás creando sea más cercano al lector.
- Lenguaje: con la cultura y la sociedad, a veces también se crea el lenguaje. Un arte aparte -en mi opinión- que requiere de un grandísimo trabajo, sobre todo si parte de la historia se desarrolla (y se refleja) en esa lengua.
La creación del mundo proporciona los cimientos de la ambientación de la historia que escribes con el fin de que sea creíble a ojos del lector
Crear el mundo y escribir la historia
La creación del mundo puede llevar el mismo tiempo o más que escribir la historia. De hecho, hay escritores que disfrutan más trabajando en el worldbuilding de su historia que escribiéndola; tanto, que nunca llegan a terminar de escribirla.
Cuando planteas una historia, incluso si la tienes planificada de principio a fin (levantad la mano gente de mapa), no es necesario construir TODO el worldbuilding de golpe (y lo pongo en mayúsculas, sí), para no caer precisamente en ese abandono final de la historia. Es muy importante que el worldbuilding esté bien construido y sea lo más completo posible, pero de nada sirve si después no va a ser el worldbuilding de ninguna historia. En el caso de mi saga de fantasía urbana Los Guardianes, antes de comenzar a escribirla ya tenía parte del mundo creado, pero a medida que fui avanzando en la historia, esta requería que profundizara más en determinados aspectos y eso propició la creación de la Guardipedia (a sugerencia de uno de mis lectores), y que voy compartiendo poco a poco. Y, es que, como dice Javier Miró en este estupendo vídeo: «A nadie le importa tu worldbuilding«.
Así que escribe; y mucho. Mientras lo haces puedes ir construyendo el mundo en el que viven tus personajes o las partes de él que necesites para darle la coherencia que requiere la historia. No dejes que el worldbuilding se convierta en otra procrastinación más.
Ok, tú te refieres aquí únicamente al género fantástico. De no ser así, claro que toda novela (y lo admito como razón principal por la cual yo mismo no concluyo ninguna) es cosmogónica: Debe crear, incluso recreando, un universo propio. Eco, por ejemplo, en su «Apostillas», comenta que trabajó un año en la ambientación medieval de cada espacio, momento e idea para su ópera prima «El nombre de la rosa». Hablo de medievalismo real, no fantástico (De hecho, la novela califica como un thriller de misterios). Fernando del Paso, que en las cosas mexicanas sin duda fue el más cosmogónico, creó «Palinuro» de modo rabelesiano, pero igualmente con sucesos históricos no medievales como el conflicto ferrocarrilero («José Trigo») y la Intervención francesa («Noticias el imperio»). Me refiero a novela que son sagas por sí mismas, literatura pura. Todo el realismo mágico americano, el gótico sureño, etc. Ahora bien, creo que como método -y sigo la descripción de Eco- opino que condiciona demasiado un buen relato, el eje de todo propósito literario. Buen artículo, como siempre, Yersey
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Alejandro. Efectivamente, si bien es cierto que la creación de cualquier novela (sea del género que sea) tiene una razón cosmogónica, y el ejemplo que pones con «El nombre de la rosa» es perfecto, en las relativas a la fantasía y la ciencia ficción es en las que más se nota (y se suele trabajar más) el worldbuilding. En cualquier caso, creo que trabajar en la construcción del mundo de una novela (sea de fantasía o no) suele reflejar una mayor calidad de la historia siempre y cuando dicha construcción (obviamente) tenga su sentido dentro de la propia historia. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona