Desde que la revolución digital llegara al sector editorial, el hábito de leer se ha extendido gracias a los nuevos formatos de libros que permiten variar la forma de leer, como los audiolibros o el libro en digital.
Dentro de los contratos editoriales que puede encontrarse aquella persona que quiere publicar su libro, está el que solo se refiere a la edición de la obra en formato papel, solo a la edición en digital o ambas. Es en este último contrato en el que vemos las principales diferencias entre ambas ediciones y, especialmente, en lo que se refiere a los royalities (o ganancias) y el precio de venta al público (PVP). De hecho, en más de una ocasión alguien (y yo también) se ha llevado las manos a la cabeza al ver que el precio de un libro en formato digital era casi idéntico al del libro en formato papel.
¿Cuánto cuesta producir un libro en digital?
Lo primero que se nos viene a la cabeza en esta situación es que el coste de producción de un libro electrónico es mucho menor que el coste de producción de un libro en papel (y estamos más o menos en lo cierto), por lo que los motivos más probables de que los precios de ambos formatos sean similares son que la editorial quiera «quitarse» los libros físicos del almacén (que también genera costes), incentivando así que el público adquiera el libro en formato papel antes que el digital (cosas del marketing, supongo) y evitando que la versión en digital le reste ventas a la física.
En más de una ocasión alguien se ha llevado las manos a la cabeza al ver que el precio de un libro en formato digital era casi idéntico al del libro en formato papel
Sin embargo, el precio del libro electrónico, como en cualquier otro producto, debe cubrir los costes de producción, que varían en función de las intervenciones que se produzcan: correcciones, traducción (si procede), diseño del interior y la portada, maquetación etc. A esto también se añaden los costes de la campaña de marketing y publicidad para el lanzamiento y la promoción. Lo que ocurre aquí, es que si el libro ya se ha producido en papel, estas intervenciones se comparten con las del libro digital.
En lo que respecta al texto del libro, este debe formatearse para adecuarlo a la lectura en digital o, incluso, para convertirlo en una versión imprimible en PDF, de manera que a todo lo anterior (que ya se comparte, insisto, con el formato físico) hay que sumarle los costes directamente asociados a los libros electrónicos, que son los costes técnicos de carga y la distribución en una plataforma digital (aunque si se venden directamente en la web de la editorial, el coste es casi cero).
El precio del libro electrónico, como en cualquier otro producto, debe cubrir los costes de producción
El precio del libro en formato digital
En este sentido, a la hora de determinar qué precio de venta tendrá el formato digital de un libro, la editorial suele hacer un cálculo con el porcentaje del PVP del libro impreso y de ahí que encontremos precios altísimo de un formato digital. La explicación que yo le encuentro es que muchas piensan que un precio alto del ebook, le sumará ventas al libro en formato físico en lugar de quitárselas y, al mismo tiempo, darán la imagen de ser inclusivos con todo el mundo al ofrecer ambos formatos. Que eso sea una buena estrategia de marketing es otra historia, pero ahí está.
Por otro lado, en cuanto a lo que se lleva el autor o autora por los royalities de su libro en formato digital, en los contratos editoriales (al menos los que yo he visto) suelen estar en torno al 30% del PVP.

Resumiendo, la diferencia real en el coste entre un libro electrónico y un libro en papel radica en la impresión, las ventas de almacenamiento y las redes de transporte que, por supuesto, no se aplican al libro digital. Así pues, la realidad es que comparte casi todos los costes de producción de una edición en papel.
En definitiva, producir un libro en formato digital sí que supone costes, pero quizá no tantos como para no poder afrontarlos. Otra cosa es que la venta de los libros en este formato sean menores que los del formato físico y las editoriales no consideren que sea rentable dentro de sus planes editoriales; y, aquí, como en cualquier parte, cada uno en su casa hace lo que quiere.
Por cierto, si quieres saber más sobre el tema, te recomiendo este artículo de Mariana Eguaras.