Cada escritor o escritora es un mundo y entre sus muchas peculiaridades se encuentra su propia forma de escribir, es decir, su estilo. Este se refiere más al «cómo» se escribe algo que al «qué», es decir, que se preocupa más por la forma que por el contenido. Esta diferencia entre el «cómo» y el «qué» puede verse muy bien cuando nos gusta una historia pero no la forma en cómo está escrita, el estilo, cuyo estudio se lleva a cabo mediante la estilometría.
La estilometría, que en la actualidad es una de las áreas de investigación en las humanidades digitales con mayor desarrollo, es una metodología estadística para analizar textos a través de sus palabras más frecuentes (Most Frequent Words o MFW). Si bien sus bases fueron establecidas en 1890 por el el filósofo polaco Wincenty Lutosławski en el libro Principios de Estilometría, el desarrollo de la tecnología y su capacidad de procesar y analizar grandes cantidades de datos ha impulsado su uso, especialmente con la inteligencia artificial y el análisis estadístico.
La estilometría es una metodología estadística para analizar textos a través de sus palabras más frecuentes
¿Para qué sirve la estilometría?
Derivada de otras técnicas anteriores para analizar textos en busca de pruebas de autenticidad, identidad del autor y otras incertidumbres, la estilometría se utiliza en la actualidad para atribuir la autoría a documentos anónimos o de autor dudoso.
Entre las aplicaciones de la estilometría, las principales son los estudios literarios, históricos, sociales y de género, así como análisis e investigaciones forenses, que permiten determinar la autenticidad y atribución de los mismos. Y, es que, teniendo en cuenta que cada persona tiene sus propias tendencias a la hora de escribir, esos rasgos crean una huella dactilar textual o, lo que es lo mismo, unos marcadores lexicales de estilo que actúan como un patrón (a veces más reconocible que otras) que sirve para determinar la autoría o clasificar diferentes textos.
La estilometría se utiliza en actualidad para atribuir la autoría a documentos anónimos o de autor dudoso
Familias literarias
Una investigación llevada a cabo por James O’Sullivan, profesor de Artes Digitales y Humanidades de la University College Cork, sugiere que los parientes literarios comparten estilos de escritura similares. En esta ocasión, la estilometría no solo ha resultado útil en los casos en que se disputa la autoría de un texto, sino también se a la hora de analizar la similitud estilística de manera más general.
O’Sullivan utilizó la estilometría para observar los estilos de escritura de, entre otras familias literarias: Anne, Charlotte y Emily Brontë (hermanas) o William Godwin, Mary Wollstonecraft y Mary Shelley (padre-madre-hija). Los resultado mostraron, sin excepción, que los familiares involucrados generalmente escribieron con estilos similares. De esta forma, es significativo ver que la influencia familiar es tan fuerte que puede detectarse mediante técnicas estilométricas, lo que puede indicar que las características esenciales de la voz de un autor pueden estar intrínsecamente conectadas a su entorno formativo y crianza.
Asimsimo, llama la atención el caso de Mary Shelley y su madre pues, pese a que Mary nunca la conoció (murió diez días después de que ella naciera), comparten estilos literarios similares. ¿Será también una cuestión de genética?