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Clima ficción, un género para remover conciencias

Seguramente no lo sepas -ya estoy yo aquí para decírtelo-, pero junio no solo es un mes muy especial para la literatura por la celebración de la Feria del Libro de Madrid, sino que también lo es para las personas que nos dedicamos al sector ambiental. Además de escritora, soy ambiéntologa de formación y profesión, así que no podía dejar pasar el hecho de que cada 5 de junio se celebre el Día Mundial del Medio Ambiente, cada 8 de junio el Día Mundial de los Océanos y cada 17 el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (y aprovecho para recordarte que el 22 de marzo fue el Día Mundial del Agua).

Sí, sé que parecen muchos días mundiales en un mismo mes, pero es que las temáticas lo merecen. Desde mi posición dentro del sector ambiental, siempre intento resaltar la importancia del medioambiente y, si me permites ponerme filosófica aprovechando el lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2022, ‘Una sola Tierra’, este planeta es nuestro único hogar -aunque la ciencia ficción nos haga creer a veces que algún día colonizaremos otros planetas- y es responsabilidad de todas las personas salvaguardar sus recursos finitos. Por todo ello -y porque pienso que ser ambiéntologa y escritora no es incompatible- me ha parecido idóneo escribir sobre la clima ficción. ¿Habías oído alguna vez este término?

¿Qué es la clima ficción?

La ficción climática, también conocida como clima ficción o, abreviada del inglés cli-fi (climate fiction) es un género -o más bien un subgénero de la ciencia ficción y la ficción especulativa- que abarca obras de ficción relacionadas con el cambio climático y sus efectos sobre el planeta y la vida de las personas.

La ficción climática abarca obras de ficción relacionadas con el cambio climático y sus efectos sobre el planeta y la vida de las personas

El término fue acuñado por el periodista Dan Bloom en 2007, pero obtuvo mucha más repercusión cuando la escritora Margaret Atwood, una de las máximas exponentes de este género, habló sobre el mismo: “Hay un nuevo término, cli-fi (ficción climática, un juego de ciencia ficción), que se usa para describir libros en los que un clima alterado es parte de la trama».

¿Qué temas abarca la ficción climática?

Si alguna vez has leído alguna novela o relato de carácter distópico que aborde temas como el calentamiento global, las inundaciones, la sequía, la degradación de la naturaleza, el agotamiento de los recursos naturales, la subida del nivel del mar, el deshielo de los polos, la contaminación o cualquier otro que se achaque a una consecuencia del cambio climático, entonces has leído una novela de ficción climática.

Pero no siempre todo es tan catastrófico -o quizá sí-, porque dicen que el enfoque positivo de la clima ficción es prima-hermana del hopepunk, aunque para mí serían más bien como esas primas lejanas que sabe que existen, pero solo las ves una vez en la vida. O dos. En este sentido, lo más parecido a la ficción climática en su variable positiva sería el greenpunk o solarpunk, que sería un poco como darle una vuelta de tuerca a los modelos de consumo en favor de un mundo más sostenible.

La importancia de la ficción climática

En la actualidad, nuestro planeta se enfrenta a serios problemas ambientales, políticos y sociales y es por ello que la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció una nueva agenda, la Agenda 2030, compuesta por diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que tienen el objetivo global de proteger el planeta, erradicar la pobreza y asegurar la prosperidad para todos.

Es más difícil de lo que parece hacer entender a gobiernos, sector privado y sociedad civil la importancia del cumplimiento de estos objetivos, pero si hay algo que caracteriza al ser humano es no creerse algo hasta que lo ve aunque le muestren evidencias científicas de que está sucediendo. El problema es que a veces el lenguaje científico es demasiado complejo y el mensaje final -el de proteger nuestro planeta cambiando ciertos aspectos de nuestras vidas- no termina de calar porque, «total, yo ya no estaré aquí dentro de equis años».

La ficción climática traslada la discusión sobre el cambio climático a nuestra vida cotidiana

Es aquí donde la literatura distópica, que siempre ha ejercido de vía para analizar las ciencias sociales y los posibles nuevos órdenes mundiales, abraza al mayor reto de nuestro tiempo: el cambio climático. Y lo hace criticando un presente en el que, como sociedad en general, nos negamos a aceptar que somos los principales responsables de la degradación del planeta y que las consecuencias de ello pueden llegar a ser -ya lo son- devastadoras, pero siempre con un punto de esperanza en el que, aún en la distopía ambiental más oscura, hay una oportunidad para el cambio.

Es por ello que las historias de ficción climática son idóneas para remover conciencias. Actúan como vehículos que nos llevan a posibles futuros y hacen que nos preguntemos ¿qué pasaría sí…?, mientras trasladan la discusión sobre el cambio climático a nuestra vida cotidiana, del mismo modo que las novelas distópicas enfocadas en regímenes políticos, por ejemplo, totalitarios, nos generan las mismas preguntas. El hecho de que jueguen un papel importante en la concienciación sobre el cuidado del planeta nace del puente que se crea entre cultura y ciencia a través de ellas, pues una de sus características principales es el acercamiento a las teorías científicas actuales y la exploración de posibles soluciones.

Son, en definitiva, una llamada a la acción a través de la literatura para crear conciencia ambiental.

Libros de ficción climática

Si bien parece que la problemática del cambio climático es algo actual y, con ella, el auge de las novelas de ficción climática, entre los mayores ejemplos que pueden categorizarse dentro de la clima ficción, encontramos novelas escritas en la década de los sesenta, cuando ni siquiera términos como calentamiento global no formaba parte aún en el vocabulario público.

  • El mundo sumergido (1962), de J. G. Ballard.
  • La sequía (1964), de J. G. Ballard.
  • Las torres del olvido (1987), de George Turner.
  • México sediento (2003), de Francisco Martín Moreno.
  • Estado de miedo (2004), de Michael Crichton.
  • La carretera (2006), de Cormac McCarthy.
  • El año del diluvio (2009), de Margaret Atwood.
  • La chica mecánica (2009), de Paolo Bacigalupi.
  • Solar (2010), de Ian McEwan.
  • Cuchillo de agua (2015), de Paolo Bacigalupi.
  • Algo, ahí fuera (2016), de Bruno Arpaia.
  • Nueva York 2140 (2017), de Kim Stanley Robinson.
  • Un hombre decente (2019), de John le Carré.
  • El ministerio del futuro (2020), de Kim Stanley Robinson.

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