Iniciar (y terminar) un proyecto literario requiere tiempo, esfuerzo y dedicación, pero también contar con las herramientas necesarias para llevarlo a cabo. Entre estas, hay quienes disponen de estrategias y métodos que les ayudan a ser más eficientes como, por ejemplo, el método Kaizen.
¿Qué es el método Kaizen?
El método Kaizen es una filosofía japonesa orientada a buscar el perfeccionamiento en un proceso de mejora continua basado en acciones concretas, simples y poco onerosas.
La palabra sinojaponesa kaizen es la lectura de los caracteres kanji, cuyo significado se divide en kai (cambio o acción de enmendar) y zen (bueno o beneficioso).

Aunque se aplica, sobre todo, al ámbito empresarial que implica a todos los empleados de una organización con el fin de mejorar los procesos de trabajo, es perfectamente aplicable a cualquier actividad del día a día, incluida la escritura.
Las cinco eses del método Kaizen
Además de dividir el trabajo en acciones más pequeñas, la efectividad del método Kaizen se basa en aplicar orden y disciplina representadas en las «cinco eses».
- Seiri (Planificación): antes de embarcarse en un proyecto personal, es preferible analizar qué implicaciones tiene y planificar nuestras acciones para cumplirlo.
- Seiton (Organización): una vez hecha planificación, es necesario organizar todo lo que implique dicho proyecto.
- Seiso (Limpieza): no hay organización sin limpieza y el lugar en el que trabajemos ha de estar limpio y adecuado.
- Seiketsu (Normalización): las acciones concretas han de implementarte dentro de nuestra rutina diraira.
- Shitsuke (Mejora continua): a medida que avancemos en el proyecto, podremos ajustar las acciones concretas en otras un poco más difíciles o que requieran más trabajo, pues normalizar una actividad hacer que, con tiempo y dedicación, pueda mejorarse.
Cómo aplicar el método Kaizen a la escritura
Para poner en marcha un proyecto literario es necesario ser una persona organizada o, al menos, intentarlo, porque lo que el método Kaizen pretende es dar un pequeño paso a mejor todos los días. Esto no solo se consigue con constancia y compromiso, también marcando objetivos alcanzables y medibles.
El método Kaizen es una filosofía japonesa orientada a buscar el perfeccionamiento en un proceso de mejora continua
Quizá quienes no se han propuesto nunca escribir una novela (y ni se lo plantean) no son conscientes de lo ambicioso que es hacerlo, pero incluso a quiénes sí lo hemos hecho, el objetivo final (terminar una novela) se nos ha hecho un poco bola a veces. La solución a ello es dividir ese gran objetivo final en objetivos más pequeños.
Por ejemplo, si nuestro objetivo es escribir una novela de 90.000 palabras y tenemos planificados, por ejemplo, unos veinte capítulos, cada uno de ellos tendrá 4.500 palabras. Si tenemos una jornada laboral completa, obligaciones familiares y tiempo de ocio al que no conviene renunciar (más los contratiempos que pueden surgir), es posible que no tengamos tanto tiempo para escribir como quisiéramos y marcarse una meta de 4.500 palabras diarias (lo equivalente a un capítulo) para acabar el primer borrador de la novela en veinte días sea demasiado ambicioso. Siguiendo el método Kaizen, la solución sería seguir dividiendo ese objetivo en otro más pequeño, que podría ser escribir 2.000 palabras diarias. No obstante, como cualquier otro, este método no establece los mismos objetivos para todo el mundo, sino que propone establecerlos en función de nuestras capacidades. Esto quiere decir que si no nos vemos capaces de cumplir con las 2.000 palabras diarias para escribir nuestra novela de 90.000, podemos seguir reduciendo nuestro objetivo final a objetivos más pequeños y alcanzables, por ejemplo unas 1.000 palabras, e ir ajustándolo a medida que la rutina esté implementada en nuestro día a día.
En definitiva, tener un horario fijo para escribir y una metodología de trabajo a la hora de sentarte a darle a las teclas es fundamental para no perder el ritmo. Así, en tu día a día has de crear el hábito de sentarte a escribir a una hora y lugar fijos, marcándote un objetivo que puede ser 4.500, 2.000 o 1.000 palabras (las que tú te marques para cumplir con tu objetivo final) y amoldarlo a medida que vayas viendo los frutos de ese proceso de mejora continua.