El pasado 4 de julio se celebró el Día Mundial del Libro Electrónico, una fecha que suele asociarse a la celebración del Día de la Independencia de Estados Unidos, pero que está muy relacionada con el libro electrónico, aunque con 195 años de diferencia. Así, mientras las personas que adoran leer no quieren saber nada de debates y abrazan cualquier formato de lectura, repasamos el pasado, presente y futuro del libro electrónico.
¿Cuál es el origen del libro electrónico?
El origen del libro electrónico se remonta a 1971. Michael Hart (1974-2011), un estudiante de la Universidad de Illinois, que logró tener acceso al sistema informático de la universidad un 4 de julio, decidió transcribir una copia de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos para mandársela por correo electrónico a un grupo de amigos. Debido a la magnitud del texto, Hart no pudo enviar el email, de manera que creó el texto como un elemento independiente y descargable, sentando la base de lo que hoy entendemos como libro electrónico y cambiando, para siempre, parte de nuestra forma de leer.
Ese mismo día también nació el Proyecto Gutemberg, con el que Hart comenzó a publicar copias de textos clásicos como la Biblia, las obras de Homero, Shakespeare, y Mark Twain -para 1987 ya había transcrito 313 libros-, cuyo objetivo es crear una biblioteca de libros electrónicos gratuitos a partir de libros que ya existen físicamente y que son de dominio público (aunque también incluye los libros del propio Hart).

La evolución del libro electrónico
No fue hasta diez años después de que Hart creara la primera copia digital de un libro cuando la industria comercializó por primera vez el libro digital, Random House’s Electronic Dictionary, lanzado por Random House en 1981. Con él comenzamos a darnos cuenta de podíamos llevar varios libros publicados en digital (eBooks) en un solo dispositivo (eReader), especialmente a medida que las mejoras tecnológicas permitieron un mayor almacenamiento y más comodidad en la lectura.
Lejos quedan ya el lector Rocket (1996) de hasta 16 MB de capacidad, o el Softbook (1999), cuya descarga de eBooks se hacía por línea telefónica bajo una suscripción. Estos dos, y algún que otro modelo más que ya es historia, dieron paso en 2007 al famoso Kindle de Amazon, que ya cuenta con varias generaciones y muchas innovaciones. No obstante, el mercado del libro electrónico explotó unos años antes, en marzo de 2001, gracias a Stephen King y a su novela Riding the bullet (Montado en la bala), cuyo lanzamiento fue en exclusiva a través de internet en colaboración con la editora electrónica Simon&Schuster. El título en cuestión vendió medio millón de ejemplares en dos días a un precio de 2,5 dólares.
El mercado del libro electrónico explotó en marzo de 2001 gracias a Stephen King y su novela Riding the bullet, publica en exclusiva en formato digital
En la actualidad, y según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2021 elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) con el patrocinio de CEDRO y en colaboración con el Ministerio de Cultura y Deporte, la lectura de contenido digital de cualquier tipo mantiene la tendencia ascendente de los últimos años y, de hecho, este tipo de lectura ha crecido un 29,7% en los últimos diez años.
Esta buena tendencia de la lectura en digital se debe, principalmente a que prácticamente todos los lectores digitales son lectores frecuentes, aunque el incremento en la lectura de contenido digital no se traduce en un incremento paralelo de la lectura total, lo que apunta a un aumento en la lectura digital durante los próximos años, pero sin dejar de lado al papel.
El Día Mundial del Libro Electrónico
No fue Hart, quien falleció en 2011, sino la empresa Overdrive, líder mundial de préstamo de libros electrónicos, quien propuso declarar el 4 de julio como el Día Mundial del Libro Electrónico, para fomentar la lectura y la difusión de contenidos, bajo la autorización, por supuesto, de sus autores.