Eventos, Yersey Owen

Mi reconciliación con el NanoWriMo

Hace un par de años te contaba por aquí que a mí lo de contar palabras cuando escribo no es algo que me funcione especialmente y que por eso dejé de participar tanto en el NanoWriMo como en su versión veraniega, el Camp NanoWriMo.

De hecho, este evento anual de escritores tiene la mayor parte de culpa de que yo no sea de contar palabras y de que esto me haga más mal que bien, así que a la hora de sentarme a escribir ya no planifico mis proyectos en base al número de palabras a no ser que se trate de una convocatoria de relatos. No obstante, debo reconocer que desde que me lancé de cabeza a Twitch e incorporé en los directos sesiones de escritura, sí que comparto el número de palabras que escrito, porque cien es mejor que cero y en este proceso de recuperación en el que todavía estoy, ver el progreso a través de las cifras me está ayudando. Eso, y la compañía de la gente todas las semanas.

Gracias a Twitch que conocí la propuesta de La Palabra Errante para el Camp NanoWriMo

Y fue precisamente por la comunidad que estoy conociendo gracias a Twitch, que conocí la propuesta de La Palabra Errante para el Camp NanoWriMo que se celebró durante el mes de julio. Esta consistió en contabilizar el tiempo de escritura, no el número de palabras, y marcarte un objetivo mensual dividido en los días y el tiempo que te proponías sentarte a escribir. Además, como parte de un equipo, contribuirías al reto global mientras compites con otro grupo con las misma pretensiones: avanzar en sus proyectos literarios.

Reparto de equipos. Fuente: La Palabra Errante.

Yo formé parte del equipo Clepsidra, que cariñosamente acabó llamándose Cleptómanas, mientras que el otro equipo, Analemático, pasó a llamarse Anacletas, y nos vapuleó superándonos por veinticuatro horas. Sí, un día entero. Pero aquí lo importante no era ganar, sino construir una comunidad en la que ayudarnos y avanzar conjuntamente en nuestros proyectos literarios.

Además, decir que el duelo inicial entre Tris y Pirra motivó muchísimo a los demás integrantes del equipo. Eso sí, las vacaciones se notaron hacia el final del mes y Lucía G Sobrado y Arturo Urbanos se convirtieron en las personas que más tiempo dedicaron a escribir de cada grupo, con 5.745 y 5.887 minutos, respectivamente.

Marcador final. Fuente: La Palabra Errante.

A título individual, me marqué como objetivo escribir durante veintidós días y sesenta minutos diarios, es decir, 1.320, y acabé cumpliendo ambos. Por un lado, escribí el mismo número de días que me marqué, pero dupliqué los minutos dedicados: 2.689. De hecho, alcancé mi objetivo de minutos al duodécimo día del reto.

Resumen de mi reto personal. Fuente: La Palabra Errante.

Por mi parte, debo confesar que al apuntarme tenía sentimientos encontrados. Por un lado, estaba muy entusiasmada con la idea, pero tenía miedo de que fallar en mi objetivo me hiciera retroceder unos cuantos pasos en mi proceso de recuperación y de, todo sea dicho, reconciliación con la escritura. Pero la verdad es que cada día que pasaba tenía más ganas de sentarme a escribir y, cuando no podía hacerlo, pensaba en escribir. Hacía mucho tiempo que tenía sensación y ha sido fantástico volver a tenerla conmigo. Solo espero no volver a perderla.

Solo me queda dar las gracias a La Palabra Errante por dejarme participar en el reto. Ha sido maravilloso compartir con otras personas algo que me apasiona tanto.

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