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NanoErrante, la versión del NaNoWriMo que me ha dado tanto

Durante el mes de noviembre se celebra cada año el NaNoWriMo, el evento literario a nivel mundial que consiste en escribir un borrador de 50.000 palabras. Como a las personas que escribimos nos gusta ser a veces un poco rebeldes, se creó la figura del Nano Rebel, que son aquellas que, en lugar de escribir una novela, aprovechan el NaNoWriMo para revisar y editar sus novelas, adelantar en los mundos de la no ficción, los videojuegos, los guiones, la escritura académica o incluso marcarse un objetivo distinto de escritura.

Desde hace mucho tiempo, lo de contar palabras cuando escribo no es algo que me funcione especialmente, sin embargo, algo ha cambiado. Este verano te conté que participé en la versión veraniega de este evento, el Camp NaNoWriMo, pero que lo hice con la particular propuesta de La Palabra Errante y acabé muy satisfecha. Tanto, que me apunté de cabeza a la nueva edición de noviembre: el NanoErrante.

El NaNoWriMo, el evento literario a nivel mundial que consiste en escribir un borrador de 50.000 palabras

En esta nueva edición hicieron un novedoso sistema de puntos a través de las palabras, minutos y días dedicados; tres categorías en las que se podía sumar cinco puntos como máximo en cada una. Para conformar los equipos (Bellotas y Calabazas) tuvimos que hacer un pequeño test en el que debíamos marcar nuestros objetivos en cada una de las categorías -que luego la mayoría olvidamos al inicio del Nano-. Yo me marqué un objetivo bastante modesto (500 palabras, 90 al día y 22 días dedicados = 9 puntos) y formé parte del #TeamBellota.

Marcador final

Mi NanoErrante

La semana antes del comienzo del NanoErrante me planteé en qué quería trabajar durante el mes. En mi lista de proyectos inacabados o pendientes de empezar hay unos cuantos, pero al final me decidí por los que más me tiraban en ese momento. Sí, he escrito los, porque trabajé en dos proyectos a la vez.

Mi objetivo

Los Guardianes #3

Llevo mucho tiempo queriendo cerrar la saga de fantasía urbana Los Guardianes, pero ya te conté a principios de este año que estaba atravesando una gran crisis respecto a mi faceta de escritora, y que por eso no estaba escribiendo nada. En mi proceso de recuperación me propuse terminarla y eso supuso reescribir el último libro entero porque el primer borrador era un desastre -se nota que no estaba en mi mejor momento-, así que llegué a este NanoErrante, según mi escaleta, a falta de cinco capítulos para el final.

¿Cuál fue el resultado? Durante el Nano escribí tres capítulos (10.153 palabras), pero añadí otros tres para cerrar bien la historia, así que me siguen quedando los mismos cinco capítulos que al principio. Sin embargo, no tomo esto como un fracaso, sino todo lo contrario: mi manera de escribir es que soy como un GPS, tengo la ruta marcada, pero puede que me desvíe del camino en algún momento, y cuando eso pasa, sé que mi mente está más creativa que nunca, lo cual es una muy buena señal teniendo en cuenta que estuvo a punto de quedarse sin batería definitivamente. Además, es el libro más largo de los tres.

Proyecto Confesiones

El otro proyecto que hice durante el NanoErrante fue un libro de no ficción que llevaba un tiempo queriendo escribir y que, además, sabía que me iba a ayudar mucho en mi proceso de recuperación. Se trata del Proyecto Confesiones, que versa sobre cómo mi faceta de escritora afectó a mi salud mental y cómo mi salud mental afectó a mi faceta de escritora. En este libro quería hacer una retrospectiva de lo que me llevó a escribir, lo que he conseguido hasta el momento y qué cosas me hicieron entrar en esa crisis de la que, afortunadamente, fui consciente a tiempo.

¿Cuál fue el resultado? Terminé el borrador (23.184 palabras). Como en todos mis proyectos, tenía una escaleta, pero en ella soy incapaz de calcular cuántas palabras tendrá el libro, así que no me marqué ninguno. Lo único que sabía era que no quería que fuera demasiado extenso y que quería utilizar un lenguaje cercano; al fin y al cabo, es mi experiencia. Confieso que escribir este libro fue emocionante y difícil a partes iguales, pero está siendo clave en mi proceso de recuperación.

Resumen gráfico de mi NanoErrante (ojo al diseño de la pila de libros, el calendario y el tiempo rellenándose a medida que sumabas puntos)

Balance general del NanoErrante

El NanoErrante de este año ha superado mis expectativas a todos lo niveles. Por un lado, la fantástica organización de La Palabra Errante, que es para quitarse el sombrero y hacer una reverencia cada vez que pasan, y el buen rollo que crean con tanta gente junta a pesar de ser una competición por equipos. Absolutamente maravillosas; por otro lado, a nivel personal, porque superé los objetivos que me había marcado con creces, y si me preguntan hace dos años que voy a escribir 33.337 palabras en un mes les hubiera dicho que de qué libro de ciencia ficción han salido.

500 palabras por día dedicado

Uno de mis objetivos era escribir 500 palabras al día. Había perdido el hábito de escribir todos los días y ya sabes que cuando se pierde es muy difícil retomarlo, así que era consciente de que mi ritmo de escritura es bastante lento a como solía ser.

En total, solo siete días durante todo el mes (porque ya te adelanto que me senté a escribir todos los días) no hice las 500 palabras mínimas que me había propuesto, pero estoy bastante satisfecha con ello.

90 minutos al día en cada día dedicado

En cuanto al tiempo dedicado al día, me propuse hacer sesiones de hora y medía, es decir, 90 minutos. Solo ocho días en todo el mes hice sesiones de menor tiempo, pero tampoco me parece un drama teniendo en cuenta que escribí todos los días del mes sin que ese fuera mi objetivo.

22 días dedicados

En los objetivos anteriores ya he desvelado que superé mi objetivo inicial de sentarme a escribir 22 días al mes. Fui capaz, y es de lo que más orgullosa me siento, de sentarme a escribir todos los días, aunque fuera un ratito, y hacerlo, además, con ganas de hacerlo (sin verlo como una obligación). Parte de la «culpa» la tiene un maravillo cuadernito de Gabriella Campbell diseñado para ayudarte a crear el hábito de escritura que dura 100 días, y del que ya te hablaré más adelante.

Mi tabla del NanoErrante

El premio: las castañas simbólicas

Una competición no sería una competición si no hubiera un premio, aunque sea simbólico. En este NanoErrante, el premio era ir viendo cada día como ibas progresando y cumpliendo tus objetivos (el mío fue sin duda volver a ver la escritura como algo que me hace muy feliz), pero también hubo reparto de castañas de bronce, plata y oro en una gala de cierre que te recomiendo ver (#NoSinMiCastaña). Me enorgullece decir que gané dos Castañas de Plata (puntos y tiempo).

Para finalizar, solo me queda dar las gracias a todo el equipo de La Palabra Errante (Tatiana, Laura, Aritz, Rebeca y Montse), por darme el empujón final para volver a tener las ganas de sentarme a escribir todos los días; y garcias a todas las personas que participaron en el evento por hacerlo tan divertido y mostrar su apoyo al resto (aunque fueran del equipo contrario). Yo no podría estar más agradecida.

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