No sé las tuyas, pero mis vacaciones siempre han sido un poco extrañas porque, aunque descanso bastante, no paro mucho quieta. En eso me parezco un montón a mi madre, que cada vez que coge vacaciones le da por pintar, cambiar muebles o limpiar a fondo (pero a fondo, fondo) alguna habitación de la casa. A mí no me da por la limpieza o pintar (aunque tampoco lo descarto en un futuro), pero sí me da por estudiar algo que tenga pendiente, preparar la web y las redes sociales para el siguiente periodo de actividad y escribir, así que lo que se dice vacaciones… ya sabes.
Y esto justo lo que voy a hacer mientras no esté por aquí tres veces por semanas: preparar el primer trimestre de 2023, unos cuantos retoques a la web, leer, estudiar y escribir. Parece mucho, lo sé, y solo me voy un mes, pero se intentará hacer un poco de todo. Por supuesto, no me voy a olvidar de descasar y de desconectar, porque mi salud mental me lo va a agradecer un montón, descuida.
Así que no llores por mí, esto no es un adiós, porque vuelvo el martes 10 de enero. Esta es la última entrada que publicaré en 2022 (a no ser que LiterTwitter haga de las suyas y tenga que volver para salsear contigo), pero volveré en 2023 más organizada que nunca (por la cuenta que me trae; 2023 va a ser movidito). Además, no desapareceré por completo, pues ya sabes que siempre ando por Twitter (a no ser que el señor Musk la líe pardita, claro).
En cualquier caso, solo me queda desearte una feliz Navidad y una feliz salida y entrada de año (lo que se suele decir, vamos) y, sobre todo, que leas y escribas mucho. ¡Ah! Y recuerda añadir a tu lista de regalos una estantería 😘.
¡Nos vemos en 2023!