A finales de marzo de 2022 decidí estrenar en la web la sección de Notilits, una recopilación semanal de las noticias literarias más destacadas de cada semana. Un contenido que tuvo una gran acogida tanto en la web como en Twitch; tanto, que a partir de julio se hicieron con un directo fijo semanal todos los lunes a partir de las 19h (hora española).
En general, 2022 ha estado marcado por el fallecimiento de varias figuras literarias de gran relevancia tanto a nivel nacional (Javier Abasolo, Víctor Chamorro, Domingo Villar, Carmen Gómez Ojea, Javier Marías y Carlos Pacheco) como internacional (A. B. Yehoshua, Sylvia Molloy, Nicholas Evans, Peter Straub, Hilary Mantel y Dominique Lapierre), el cierre de varias editoriales (Insomnia Ediciones y La Carmensita) y librerías españolas, y las polémicas en torno a las malas praxis tanto de escritores como de editoriales que no podían faltar.
Un total de 39 semanas trayendo la máxima actualidad del sector literario de una forma amena y analizándola cada semana en Twitch sin tapujos, que en este contenido recopilo las diez noticias y temas más sonadas y comentadas del año:
Brandon Sanderson revienta Kickstarter
El escritor norteamericano lanzó en el mes de marzo una campaña a través de Kickstarter para financiar por su cuenta cuatro novelas secretas, tres de ellas ambientadas en el Cosmere, que se publicarán a lo largo de 2023, y que en España verán la luz a través de Nova.

El objetivo inicial era de un millón de dólares, meta que alcanzó a los pocos minutos, y que finalizó con más de 40 millones de dólares y más de 185.000 participantes, lo que supone un récord en la plataforma. Este órdago al mundo editorial es una gran lanza a favor de la autopublicación y pone en jaque a la relación entre editorial-autores, replanteando la industria.
Escritoras sin vergüenza
El mercado editorial no es tan transparente y limpio como lo pintan muchas personas, y no hablamos solo de la competencia entre editoriales. Las (personas) escritoras también tienen lo suyo y a lo largo de 2022 se vieron diferentes casos en los que la moralidad y la profesionalidad se dejan a un lado para vender más.
El caso más sonado sobre este tema en 2022 fue sin duda el de Elsa Jenner, escritora de novelas de amor y suspense, y Johan Varó, escritor a ratos, «entusiasta y fiel a sus principios», que al parecer son la misma persona. La polémica reside, según se comentó, en que Johan Varó es un hombre cisgénero haciéndose pasar por una mujer trans (Elsa Jenner) para vender y lucrarse con la excusa de pertenecer a una minoría.

No fue el único que alguien se aprovechó para vender más o darse a conocer. Otra escritora (no tan conocida, eso sí) contó que su hermana le había robado la historia que escribió y publicó en un blog mientras estaba en secundaria, y que la había encontrado en la plataforma Wattpad publicada como suya. Otra escritora, por ejemplo, denunció que le habían plagiado hasta la sinopsis de su novela.
Y en este tema no podía faltar el nombre de Lucía Etxebarría, nuestra escritora más polémica y no precisamente por lo que escribe, ya que en 2022 se vio envuelta en una nueva polémica tras salir a la luz las coincidencias de un artículo que ella firma –sí, otra vez, aunque no hace apropiaciones solo de artículos– en la edición online de EL PERIÓDICO con el del psicólogo Nahum Montagud Rubio, publicado en otra web en 2021.
El debate del fallo o no fallo de los premios literarios
A lo largo del año las editoriales lanza convocatorias muy diversas para buscar nuevas voces (o consolidar y/o fichar otras), poniendo en duda su verdadera utilidad dentro del sector más allá del marketing y la competencia dentro del mercado editorial.
En 2022, fueron varios premios los que se declararon desiertos, y abrieron el debate de si está bien que no se falle si las candidatas no cumplen con los requisitos de una novela ganadora o si se debe fallar siempre el premio. Un ejemplo de ellos fue el VIII Premio Titania de Novela Romántica.

El eterno debate de la piratería
La piratería cultural no podía faltar entre los debates interminables, cuál círculo vicioso. ¿Es lícita si con ella te dan promoción?
Esta es la postura de muchas personas a favor de la piratería de libros (y la cultural en general), escudándose en que no todo el mundo permitirse el lujo de gastar tanto dinero en libros -ni tres euros en un libro digital-, además de afirmar que la cultura es un derecho.


Al otro lado del ring, aquellas personas que la proporcionan, es decir, artistas. El trabajo -aunque sea cultural- ha de ser recompensado y merecen ganar dinero por su trabajo. ¿O es que viven del aire?
Editoriales pirata (o del estilo), al destape
No es nada nuevo que existan editoriales (o empresas de servicios literarios que se hacen pasar por ellas) que no gozan de buena credibilidad debido a sus prácticas deshonestas (yo tengo una sección en esta web que habla de editoriales de todo tipo). Las escritoras cada vez alzan más la voz para denunciarlas y, en 2022, ha habido unas cuentas.

Es el caso de Cherry Publishing y su larga lista de autoras a las que dejó tiradas en plena promoción de sus novelas, que no paga o que sigue vendiendo libros suyos aún con el contrato ya rescindido. También el de Grupo Lit World y sus tres cambios de nombre desde 2018, que reflejan su intento de borrar la huella de sus malas prácticas, pero que varias víctimas denunciaron: portadas que no encajaban con la historia, mala corrección, informalidad, precios abusivos de venta, book box medio vacíos, falta de pagos, contratos a nombre de otros autores, malas formas, impagos a imprenta, etc. Otro caso fue el de la empresa de distribución de merchandising Camaloon que afectó a Pato Ediciones, LiterUp y varias personas a título individual, cuyos cambios a nivel interno (CEO y sede incluidos) les hizo desaparecer del mapa (literal).
Para algunas editoriales, el cliente no siempre tiene la razón
2022 también destacó por la cantidad de desavenencias que se han dado entre editoriales y escritoras, tanto por parte de unas como por las otras, especialmente a través de Twitter, la vía principal de comunicación dentro del sector literario. Las masas mueven montañas y el inconformismo está a la orden del día.
Para empezar, ¿debe tener la rentabilidad prioridad sobre la accesibilidad y la inclusión? Valhalla Ediciones y Editorial Titanium comentaron que no publicaban en digital por la falta de rentabilidad del formato, lo que generó un revuelo importante entre la comunidad literaria debido a dejar fuera a las personas con discapacidad. También Valhalla se quejó de la falta de comprensión lectora de algunos de sus clientes, pues recibían un montón de quejas de que sus pedidos no llegaban sin comprender que lo habían comprado en Preventa.

La sobrada de Boira Editorial
Boira Editorial anunció que echaría el cierre a mediados de 2023 y que, hasta entonces, le pidió a la comunidad literaria dos cosas: por un lado, que les ayudara «a tener un entierro digno comprando libros» (hasta aquí todo bien) y, por otro, que los escritores hicieran uso de su comprensión lectora y les dejaran de enviar sus manuscritos y propuestas editoriales, ya que habían anunciado en varias ocasiones que la recepción estaba cerrada.
A raíz de ello, el editor decidió publicar un hilo en Twitter que pasará a la historia de las polémicas de LiterTwitter por las palabras, los insultos y las faltas de respeto.

El año de Cerbero
Envuelta en varias polémicas tanto por algunas de sus declaraciones a través de Twitter como por su labor editorial a lo largo del año, 2022 no fue definitivamente el año de la Editorial Cerbero, lo que quizá llevó a la decisión de tomarse «una pausa» de manera indefinida hasta que decidan continuar o, por el contrario, cerrar definitivamente, aunque durante 2023 seguirán asistiendo a los eventos previstos para seguir dando promoción a su catálogo actual.
Por un lado, durante la celebración de la Feria del Libro de Puerto real en agosto, Padilla Libros acusó a Cerbero de saltarse la Ley del Libro al ofrecer un 50 % de descuento en los últimos ejemplares de «una de las mejores novelas» de su catálogo. Teniendo en cuenta que se trataba de una Feria del Libro y no una Feria del Libro de Ocasión, Segunda mano o Viejo, en las que sí se venden libros de precio libre, se trataría de un incumplimiento de la Ley del Libro y de una competencia desleal por su parte.

Por otro lado, la editorial admitió que había utilizado las IAs para hacer carteles promocionales de sus libros -y quizá algo más- que antes hacían de manera gratuita con Canva. Las respuestas no se hicieron esperar y les cayó tal lluvia de críticas por el perjuicio que eso conlleva para los artistas que hay quienes dijeron que ya no volverían a comprar ningún libro editado por ella.
Conflictos de interés y olor a chambusquina en el sector
Dentro del sector editorial, como en cualquier negocio, hay movimientos, acuerdos e intereseses. Este año ha habido un par de noticias un tanto turbias que dejaron con la mandíbula desencajada a unas cuantas.
Por ejemplo, cuando Ediciones Kiwi anunció la cancelación de la reedición de la saga Covenant de Jennifer L. Armentrout no por decisión propia, si no por una situación forzada por la agencia literaria de la autora «al haber considerado que la editorial que la publicó por primera vez en España no es merecedora de seguir con ellos». En el comunicado emitido por la editorial, Kiwi aseguraba que los derechos habían sido apalabrados con otro grupo editorial español a sus espaldas. Si bien todavía no se ha confirmado la identidad de dicho grupo, es cierto que Titania (grupo Ediciones Urano) anunció dos semanas después la publicación en español de spin-off de Cazadora de hadas de la autora y la reedición de la saga principal, lo que hace sospechar que sea ella quién se haya hecho con los derechos de Covenant.
Por otro lado, Premium Editorial rompió su relación con la AEFCFT (Pórtico) para la convocatoria del Premio de Novela Domingo Santos por incumplimiento de dos de las cláusulas firmadas relacionadas con la tirada y el jurado, que explicaron de forma extensa a través de un comunicado.
A nivel internacional, la gran noticia fue que el Tribunal de Distrito de Columbia de EE. UU. falló a favor del Departamento de Justicia en su demanda civil antimonopolio para bloquear la propuesta de adquisición de Simon & Schuster por parte de Penguin Random House por 2.200 millones de dólares, lo que hubiera supuesto una reducción de la competencia en el mercado de los derechos de publicación en EE. UU. de los libros más vendidos previstos.

La araña culona, siempre en nuestros corazones
2022 será recordado por asociar la frase «Es una araña culona» a la precariedad laboral que existe dentro de la traducción literaria.

Un usuario de Twitter compartió indignado algunos fragmentos de la traducción de Proyecto Hail Mary, de Andy Weir, publicado por NOVA (sello de Penguin Random House), incluida esta famosa frase traducida de «It’s a spider. A big-ass spider» que quedará para la posteridad.
Más allá del debate de la traducción, de los tiempos de estos profesionales (el original se publicó el 04/05/2021 y su versión en español el 20/05/2021) y de la posible precariedad que lleva al uso de herramientas de traducción automática como pueda ser Google Traductor o DeepL, hubo quienes criticaron esta denuncia pública acusando de no ser «lectores de género» y de que «no tienen ni idea de lo que hablan», sin darse cuenta de que el problema son las malas prácticas editoriales.
¿En qué consistió exactamente del debate sobre los fallos de los jurados declarando desierto un premio? Si sus cláusulas lo permiten, ¿Por qué no? Si la calidad de las obras no alcanzó para premiarlas, ¿Para qué sí? O, de nuevo, ¿Cuál fue exactamente el tema a discusión? Saludos, gracias por este contenido que siempre te leo y feliz 2023, Yersey…
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¡Hola, Alejandro! El tema de discusión fue que algunas editoriales detrás de los premios comparten cómo va el proceso de selección a través de sus redes sociales diciendo que «la calidad es altísima» y demás, y luego lo declaran desierto. Eso hace sospechar a muchos -porque es España es más frecuente de lo que parece- que invitan a ciertos autores/a participar y que si estos no participan, el premio no se falla (los premios dados, vaya). De hecho, se sabe que muchas convocatoria de relatos, por ejemplo, se invita a gente a participar directamente y luego la editorial finge que se presentó por su cuenta cuando en realidad no es así. Hay quiénes no piensan tan mal y creen que declarar desierto un premio es signo de honestidad por parte de la editorial y que no publica «cualquiera cosa» con tal de dar el premio. Como dices, si ninguna obra alcanza la «calidad» que requiere, se declara desierto y ya. Muchas gracias por pasarte y feliz 2023 a ti también 🙂
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